«Creo que nací ya con la idea de ser peluquera. Desde muy chiquitita le daba colores de cabeza a mi madre porque ya cuando iba al cole me levantaba a las 6.30 para peinarme.
Desde los 15 que empecé hasta los 32 que tengo hoy, cada día me gusta más esto. Se me van las horas en el trabajo porque me resulta muy fácil hacerlo y me siento muy afortunada. Al final cuando haces algo que te gusta, es como un ‘hobby’, y lo haces sin pensar.
Uno de los motivos por los que empecé y por lo que a día de hoy me diferencio es por las extensiones.»Tengo el pelo muy fino y me di cuenta de que no había mucha gente especializada en extensiones, que es algo mágico, porque produce mucha satisfacción ver entrar a alguien con un complejo, que sienta el cambio al instante, salga de la peluquería perfecta…¡Y le dure!
Madart nace de la necesidad de ofrecer tratamientos capilares de alta calidad a mis clientas, tanto en el salón capilar como en el Spa Capilar donde la experiencia es otro nivel»
«Creo que nací ya con la idea de ser peluquera. Desde muy chiquitita le daba colores de cabeza a mi madre porque ya cuando iba al cole me levantaba a las 6.30 para peinarme.
Desde los 15 que empecé hasta los 32 que tengo hoy, cada día me gusta más esto. Se me van las horas en el trabajo porque me resulta muy fácil hacerlo y me siento muy afortunada. Al final cuando haces algo que te gusta, es como un ‘hobby’, y lo haces sin pensar.
Uno de los motivos por los que empecé y por lo que a día de hoy me diferencio es por las extensiones.»Tengo el pelo muy fino y me di cuenta de que no había mucha gente especializada en extensiones, que es algo mágico, porque produce mucha satisfacción ver entrar a alguien con un complejo, que sienta el cambio al instante, salga de la peluquería perfecta…¡Y le dure!
Madart nace de la necesidad de ofrecer tratamientos capilares de alta calidad a mis clientas, tanto en el salón capilar como en el Spa Capilar donde la experiencia es otro nivel»